Posiciones


Posiciones orbitales de los satélites geoestacionarios:


La órbita geoestacionaria es única en su tipo, ya que por sus características especiales, permite un
gran desarrollo de las comunicaciones a grandes distancias, sin embargo, al ser sólo una órbita, se
considera como un recurso muy demandado y que, a pesar de su perímetro de aproximadamente
265 000 km, longitud en la que se podrían colocar un gran número de satélites, tiene una capacidad
limitada.
La limitante es que los satélites usan antenas, las cuales tienen un cierto patrón de radiación. Si
dos satélites están a corta distancia uno de otro, podrían llegar a interferirse debido a la radiación
generada por sus antenas, por lo que es necesario colocarlos lo más lejos posible para impedir
interferencias, pero hay que tomar en cuenta que la órbita estará poblada por muchos más satélites,
por lo que se divide la órbita geoestacionaria en posiciones orbitales.
La separación en grados entre satélites vecinos está regida por los niveles permisibles de interferencia
radioeléctrica, con el fin de garantizar la buena calidad de la transmisión y recepción de
cada uno, especialmente si funcionan en bandas de frecuencias similares. Se debe de tomar en
cuenta que los patrones de radiación de las antenas de los satélites (generalmente platos parabó-
licos), deben cumplir con normas internacionales y los propietarios de los satélites vecinos deben
vigilar y coordinar las posibles situaciones de interferencias mutuas, con el fin de evitarlas o reducirlas
al mínimo, en particular cuando, por congestionamiento del arco, sus unidades estén físicamente
más cerca de la media. Se considera como congestionamiento de arco a las zonas en que
existe una alta densidad de satélites en una parte del arco de la órbita, por ejemplo en longitudes
útiles como América o Europa.

Las posiciones orbitales se determinan a partir de la posición de 0° sobre el meridiano de Greenwich,
de allí se comienzan a determinar las demás hacia el Este o hacia el Oeste, por ejemplo el
satélite Sátmex 5 está colocado en la posición 116.8° O.
1.5 Ventana de posicionamiento
Una vez que un satélite es puesto en órbita, tomando en cuenta que todo el proceso se realizó con
éxito, y se encuentra activo y funcionando con normalidad, la siguiente tarea es monitorearlo.
De acuerdo a lo que ya se explicó, el satélite no debe causar problemas de interferencia ni degradaciones
de la calidad de las señales recibidas o transmitidas por él, y por lo tanto debe permanecer
ahí lo más fijo que se pueda. A pesar de la gran velocidad que lleva con la cual gira alrededor
de la Tierra, el satélite debe permanecer en la órbita geoestacionaria y además nunca perder la
orientación de las antenas las cuales tienen que apuntar hacia la Tierra o hacia el lugar en el que le
permite dar el servicio para el que está diseñado. Sin embargo, existen muchas fuerzas que se
encargan de no permitirle al satélite cumplir del todo con sus objetivos. Estas fuerzas empujan y
tiran de él de un lado a otro y no permiten que se quede en un mismo punto. Por ello, los satélites
cuentan con un subsistema de propulsión, controlado por órdenes a control remoto desde un
centro de control ubicado en tierra, que les ayuda a corregir su orientación y posición.
Debido al constante desplazamiento del satélite hacia varias direcciones, el subsistema de propulsión
se encarga de mantener al satélite dentro de una zona de tolerancia. Ésta zona es una especie
de caja imaginaria dentro de la cual el satélite puede estar moviéndose sin problema, pero no
puede salir de ella, a ésta caja se le conoce como ventana de posicionamiento.
Para mantener al satélite dentro de la ventana de posicionamiento, hay que tener un seguimiento
constante para observar su posición y encender el subsistema de propulsión por control remoto
antes de que salga, para así hacerlo volver hacia el otro lado de la caja. Para realizar estas maniobras
se necesita precisamente un centro de control espacial informatizado en tierra, y que el saté-
lite le envíe cierto tipo de información que le permita a los operadores y a los ordenadores hacer
sus cálculos para decidir acertadamente en qué momento realizar las maniobras.
De las distintas fuerzas perturbadoras que afectan la posición y orientación del satélite, existen 3
que se consideran las más significativas y que demandan un mayor incremento de velocidad generado
gracias al subsistema de propulsión: La triaxialidad del campo gravitacional terrestre, que no
es más que la fuerza del campo gravitacional de la Tierra que afecta al satélites; La atracción gravi-
tacional del Sol y la Luna, que son de baja magnitud pero que de todas formas afectan; y la presión
de la radiación solar. Estas fuerzas tienen como consecuencias desviaciones norte-sur (inclinación
de la órbita) y este-oeste (progresión en longitud), considerando que las correcciones norte-sur
generan un mayor gasto de combustible que las correcciones este-oeste.


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